La huelga del campo del 5 de junio de 1934 fue un fracaso en términos absolutos: centenares de jornaleros detenidos, varios asesinados, Casas del Pueblo y periódicos obreros clausurados, etc. Sin embargo, del aprendizaje de esta derrota renació el movimiento jornalero que consiguió la victoria revolucionaria extremeña del 25 de marzo dos años después.